Ya sea crear un blog, a secas, o
crear un blog incorporado a una página web, especialmente si se trata de un blog empresarial, no se puede dejar su diseño y programación en manos de
cualquiera, ya que es un parte muy importante de la presencia online y la imagen
de marca. Es donde los usuarios, los potenciales compradores van a ver si
eres un experto o no del tema sobre el que tratas, así como sobre los productos
o servicios que se ofrecen en tu negocio, tengas o no una tienda online.
Al fin y al cabo, el objetivo
último de todo tipo de negocio es atraer clientes, y el blog es una herramienta estupenda que opera en doble sentido:
-Mostrarte como experto en tu
área de negocio, creando contenido que resulte interesante y ameno a tus
potenciales clientes. En muchas ocasiones, los profesionales abren blogs tanto en su propia web como
externos, de esta manera, en los blogs
externos, pueden inducir al potencial cliente a interesarse por ciertas
características de los productos o servicios que ofrecen, sin ofrecerlos
directamente, a la par que en su página
web también crean contenido y muestran las ventajas de sus productos de
manera más abierta.
-Gustarle a Google. Pero a Google
no le gustas de cualquier manera. Si el contenido de tu blog es copiado, te penalizará gravemente, si no sabes redactar
teniendo en cuenta criterios de posicionamiento
SEO, no te servirá de mucho, si las urls de tu blog no está optimizadas,
malo también.
Por supuesto, si redactas con
faltas de ortografía, vas a espantar tanto a los usuarios como a Google, que no
sabrá de que estás hablando.
Tanto Google como el tráfico de
usuarios en tu blog crean un bucle, si no apareces en Google, no vas a
tener visitas, y si tienes visitas, pero una vez que entran, salen rápidamente,
por la causa que sea: tarda demasiado en cargar, no está la información que
buscan, lo que leen está mal redactado, si el diseño no es responsive y/o cross browser,
etc. Google también lo tiene en cuenta.