Programación: una oportunidad laboral de futuro para tod@s

La tecnología avanza a pasos agigantados y cambia los aspectos más sencillos de nuestra vida cotidiana. Todos los días, hacemos por lo menos una consulta en una pantalla y prácticamente todo lo que utilizamos está procesado, de alguna manera, por un ordenador: dispositivos móviles, aspiradoras inteligentes, apps para electrodomésticos, elementos de domótica, dispositivos controlados por voz, smartwatches...

En este contexto, el mercado de trabajo relacionado con la programación es cada vez más amplio y representa un sector profesional prometedor para las futuras generaciones y, en muchos casos, para los candidatos que ya están en el mercado de trabajo pero que buscan reinventarse para adaptarse al nuevo panorama digital. No en vano, los cursos de programación en Madrid en Adalab, por ejemplo, se han convertido en el punto de partida para mejorar las oportunidades laborales de profesionales provenientes de distintas áreas de aprendizaje como Comunicación Audiovisual, Química, Magisterio, etc.

¿Por qué formarse en programación?

Además de permitir una rápida inserción laboral, en la actualidad empresas de prácticamente todos los sectores necesitan el trabajo de desarrolladores en áreas que van mucho más allá de la creación de plataformas o softwares. Existen diferentes tipos de programadores, de perfiles junior o senior, y todos ellos son muy necesarios para actualizar y garantizar la competitividad de las empresas en el mercado moderno.

¿Cuánto cobra un programador?

El salario medio de un programador puede variar según la experiencia, la empresa, el nivel de complejidad de los proyectos o el tipo de programación (análisis de datos, desarrollo web, IT security, etc.). Como referencia, podemos basarnos en los datos de Adalab, empresa dedicada a la formación de programadoras front-end, que apunta que el salario medio de las alumnas cuando terminan el curso intensivo es de 18.500€ y que, en el 80% de los casos, asciende a 23.500€ al cumplir los seis meses en la empresa.

¿Cómo acceder al mercado laboral de la programación?

Existen distintas vías para convertirse en programador. Entre las opciones, podemos destacar la posibilidad de ingresar en una carrera universitaria, hacer cursos de programación (online o presencial), aprender de manera autodidacta o formarse trabajando como programador. Al margen de los estudios en una universidad, al escoger una formación es importante tener en cuenta la viabilidad de prepararse no solo para programar, sino para trabajar como programador. Lo que significa implicarse en proyectos reales a través de la mejoría de conocimientos técnicos y aprovechando las habilidades profesionales previas.

¿Cuáles son los principales desafíos de la profesión?

El mercado de la programación exige una actualización constante. Además de abarcar distintas áreas de actuación, el panorama tecnológico avanza constantemente, lo que obliga a los profesionales de la programación a ampliar sus conocimientos sobre plataformas, lenguajes, herramientas...

¿Influye el género para conseguir un puesto de programador?

Aunque se registra un aumento de las mujeres en el sector, lo cierto es que las programadoras todavía representan una ocupación muy baja en los perfiles tecnológicos, por lo que uno de los grandes desafíos de la profesión se convierte en promover la diversidad y reducir la brecha de género actual en el sector tecnológico.

Programación: la profesional del futuro (y del presente)

Independientemente de la especialización, un programador no suele encontrar grandes dificultades a la hora de encontrar oportunidades profesionales. Las empresas ya se han dado cuenta de que la tecnología es una vía obligatoria para el desarrollo, lo que impulsa diariamente la demanda de nuevos perfiles tecnológicos y la exigencia de competencias técnicas relacionadas con el sector de la programación.

Así que, si estás abierto al cambio y te gustaría encontrar una profesión creativa que te permita desarrollar una carrera con futuro, sin duda la programación podría convertirse en tu billete de entrada al mundo laboral.